ANTONIO MARTÍN ORTIZ: (El nacimiento del árbol de la) MIRRA (Segunda edición):
ANTONIO MARTÍN ORTIZ
EN ESTA POSICIÓN ME HE PASADO LA MAYOR PARTE DE MI VIDA.
AQUÍ Y ASÍ ME TENÉIS.

Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci.
OMNE TVLIT PVNCTVM QVI MISCVIT VTILE DVLCI.
(Q. Horatius Flaccus, Epistula ad Pisones, 343)
Ganó todo mérito el que mezcló lo útil con lo agradable.

VERANO DE 1964 EN SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia

<strong>VERANO DE 1964 EN <em>SAINT CIERS DU TAILLON [Charente Maritime], Francia</em></strong>
Mi padre [R.I.P.], un amigo (Josep Ma. Riba i Armenter [R.I.P.]), mi hermana Simona, yo mismo, mi hermana Rosario,
mi hermano Pepe, mi madre [R.I.P.], otro amigo (Josep Amiell):
PATRI MATRIQVE MEIS IN MEMORIAM: Descansen en Paz los dos juntos
.
"Cuando uno ha perdido a su padre y a su madre, se ha quedado sin referencia al pasado".
(Frase mía, que yo, como bien nacido, les dedico a quienes me dieron la Vida y me abrieron el Camino para ser Feliz)
A mí, lo mismo que a Ovidio (Tristia, I, III, 4):
Labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.
Todavía ahora se me resbala una lágrima de los ojos, los míos.

Recojo y comparto la frase, más optimista, de mi amigo Carlos Hernández, Chacien: ”Lo que en verdad mata es el olvido”.
No es mi caso, porque yo, estas cosas, no las olvido.

EQUITACIÓN AL SON DE POLCAS VIENESAS

Si quieres disfrutar de la maravilla de ver a los caballos de la Escuela Española de Equitación de Viena danzando al son de las polcas de los Strauss,
PINCHA EN UNO DE LOS ENLACES SIGUIENTES:

1) Spanish Riding School Vienna
2) Spanische Hofreitschule
3) Beliebte Annen-Polka
4) Best Equestrian Art School of Europe 251107.
Ejercicios de doma de caballos

sábado, 28 de enero de 2017

(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (Segunda edición):

(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (Segunda edición):
Una Metamorfosis terrible y sensible, monstruosa y humana.
Todo al mismo tiempo.
Ovidio, Metamorfosis, X, 220-518
I: Prolegómenos
II: MIRRA está atormentada
III: MIRRA, atormentada, decide suicidarse, pero lo impide su nodriza
IV: la vieja y canosa nodriza le prepara el escenario para acometer algo monstruoso y repugnante
V: Se consuma la locura de Mirra y nace el árbol

(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (I): Prolegómenos
(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (I) (Segunda edición): Prolegómenos

Observación previa:
Buena parte de las imágenes están tomadas de:
http://www.latein-pagina.de/

Una vez que hayáis accedido a ella, pinchando aquí mismo, hacéis click en:
OVIDIUS NASO - EDITION:
Metamorphoses - 2.358 picturae + translationes
Virgil Solis, ed. 1581
Que aparece en la columna lateral de la izquierda. Os aparecerá entonces, entre otras, la edición ilustrada de LAS METAMORFOSIS de Ovidio, con el texto Latino, acompañado de 2358 ilustraciones, en Edición de 1581. Es muy fácil manejarla, y os puedo asegurar que es una delicia.
Os voy a explicar desde ahora, durante bastantes días, el nacimiento del árbol de la MIRRA. Es una historia apasionante. En ella hay de todo: tragedia, amor, erotismo, ternura, engaño, sinceridad, complicidad, crueldad, cariño, amor “contra naturam”, y seguramente muchas cosas más. No os voy a dar excesivas explicaciones, para que podáis ir saboreando el texto a medida que es dado a luz, porque eso también se encuentra en este mito. Os vais a conformar hoy con los prolegómenos necesarios, para que podáis entrar adecuadamente en la comprensión del texto, de los textos, porque serán varios.
Ovidio nos explica en el libro décimo de las Metamorfosis (220-297) el mito de Pigmalión. Resulta que en Chipre, isla donde Afrodita tenía un culto especial, existían templos dedicados a la diosa Afrodita. Allí se practicaba la prostitución sagrada, es decir, que había jóvenes muchachas que estaban al servicio del templo, entregando su cuerpo, a cambio de dinero, a Sacerdotes y visitantes del mismo. Con ese dinero se subvencionaba el mantenimiento del templo y de él les quedaba una pequeña parte para ellas, para tener, más adelante, cuando ya no las considerasen adecuadas para ese servicio, una “dote”, que pudiesen llevar al matrimonio futuro, porque era vergonzoso, así lo creían, que una muchacha contrajese matrimonio sin llevar "dote". Este dato está históricamente documentado, y estamos seguros de que era así. Es la interconexión entre el Mito y la Realidad. Suele pasar.

Los hombres de Chipre eran “Cerastas”, lo que en Griego significa “Cornudos”, y las mujeres “Propétides, es decir, “Desvergonzadas”. Zeus los castigó aprovechando los Cuernos de los Cerastas y los convirtió en toros, y la Cara dura de las mujeres, convirtiéndolas en duro pedernal.
No obstante, había un hombre bueno, Pigmalión, que, como no encontraba una mujer digna de compartir su vida, esculpió en una estatua de marfil blanco una imagen con la que era su modelo de mujer. Cada día iba a visitarla y a agasajarla, con besos, caricias, joyas, y todo eso.
Conmovida Afrodita por tanto amor, hizo el milagro de convertir a la estatua en auténtica mujer, de carne y hueso. Os podéis imaginar cuál era su belleza. Hubo matrimonio, hubo nupcias, y de esa unión nació una muchacha. Su nombre es Pafos. Esa Pafos dio, a su vez, a luz a un niño. Su nombre es Cíniras.
Pone Ovidio (X, 298-299), en este fragmento, como en todos los que seguirán, las palabras en boca de Orfeo, que nos deleita con su canto, acompañado de la lira:

“De ésta [Pafos] nació un hijo, Cíniras, que hubiera podido ser considerado entre los felices, si hubiera carecido de descendencia”.

[Editus hac ille est, qui, si sine prole fuisset,
inter felices Cinyras potuisset haberi].














Mi gran amigo y Primo de sangre, Don Old Nick, nos regala un comentario que no tiene desperdicio. Incluyo aquí, en lugar preferente, el poema que le dedica a Pigmalión, con su particular forma de escribir, que, con toda seguridad, esconde algún arcano al que yo, por ahora, no tengo acceso. Muchas gracias, amigo y Primo, Don Old Nick. Antonio.

¡Oh Cuan Afortunado, quién Tiene un Ideal
Y en la Vida es su Faro y Astro Guía!
Bendita la Ilusión que al Hombre Alegra,
pues incluso en el dolor y el Mal,
y en la Penumbra de un Siniestro Día,
funde la Oscuridad y la Pena Negra.
Así el Amor o su Gemelo el Odio,
Generan el Rechazo o la Atracción,
Poniendo el Corazón en ese Podio,
que lo Eleva, sobre la Razón,
Creando al Hombre Fuerte Conmoción,
igual que si mezclamos Agua y Sodio,
se produce al instante, una Explosión...
Tal,Hermanos Míos,la Amorosa Pasión,
que es Común al Hombre y a los Dioses...
Rigiendo a todo Ser, Crea Destino.
Ovidio que no era lo que Parecía,
por su fama de Hombre Libertino,
mucho de Magia y Fuerzas Conocía
Desde el más Raro Afrodisiaco,
que adquirir con Dinero se Podía,
Hasta lo Más Dificil. Que una Diosa,
del más débil Mortal se Enamorara
o que al Amante Metamorfoseara,
Por Venganza o por Broma Jocosa...
Así Ocurrió, Romanos, Bello Cuento,
Entre un Hombre del Amor Enamorado,
que por una Escultura fue Hechizado
y Adorarla era en Piedra, su Contento.
La dulce Venus Afrodita, Emocionada,
al ver aquel Amor tan Elevado,
Quiso premiar al Exaltado
y a la piedra Otorgó Vida Animada.
¿Hizo la Diosa Bella aquel Portento?
Sólo a Medias... No Obró casi Nada,
pues Pigmaión, fue quien con su Pasión,
Aportó su Esencia y su Energía
que fue Amor Puro tal TRansformación
Y a la Escultura Viva, en la Alegría,
insufló, con un Beso, Pasión y CORAZÓN
.
 
(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (II)
El nacimiento del árbol de la) MIRRA (II) (Segunda edición): MIRRA está atormentada

Eurídice, la amada de Orfeo, el gran cantor de la Mitología, había sido picada por una serpiente venenosa. Fue directamente a parar al mundo subterráneo, el mundo de las sombras y los espectros, al Infierno. Orfeo, que la amaba profundamente, se dirigió allí a buscarla, a devolverla a la Tierra desde el reino de Hades. Tuvo que adormecer con su canto al perro de tres cabezas, al Can Cerbero. Hades le impuso una condición: que volviesen los dos a la Tierra, yendo delante Orfeo y Eurídice detrás, sin que Orfeo pudiese ni verla ni mirarla, hasta que hubiesen salido del mundo subterráneo. Orfeo no cumplió con la condición impuesta: impulsado por su amor a Eurídice, volvió el rostro hacia atrás para contemplar a Eurídice. Entonces recibió el castigo correspondiente: Eurídice tuvo que volver, ahora ya definitivamente, al mundo subterráneo, y Orfeo siguió su camino hacia la Tierra, triste como nunca, porque había perdido definitivamente a su amada Eurídice.

Triste y muy triste entonces, se retiró Orfeo a un monte que estaba continuamente siendo sacudido por los vientos. Allí Orfeo, alejado de todo amor femenino, por fidelidad a Eurídice o por la tristeza de haberla perdido, aunque fueron muchas las que lo pretendieron, entonaba su canto, canto que escuchaban todos los seres que por allí había: los árboles, las fieras, los pájaros, los ríos, las montañas. Todos estaban atentos al canto de Orfeo, que, al mismo tiempo, hacía vibrar las cuerdas de su lira. Era todo un tropel de pájaros, fieras, árboles y demás seres animados, quienes escuchaban su dulce canto. Orfeo seguía su canto. Hacía ya mucho tiempo que estaba cantando las historias y las transformaciones de seres mágicos.

Sigue Orfeo, es decir, Ovidio, en LAS METAMORFOSIS (X, 300-336):
Voy a cantar algo espantoso; alejaos de aquí, hijas, alejaos, padres, o, si mi canción resulta placentera a vuestros corazones, no me deis crédito en esta sección y no admitáis que se trate de algo que haya ocurrido, o, si lo admitís, admitid también como ocurrido el castigo que le siguió. Aún así, si la Naturaleza permite que se produzca una fechoría como ésta, yo felicito a los pueblos del Ísmaro y a nuestro mundo [Es decir, a Tracia, de donde es y donde se encuentra Orfeo], yo felicito a esta tierra por estar lejos de aquellas regiones que dieron origen a tan enorme iniquidad. Por más que sea rica en amomo la tierra de Panquea [Isla fabulosa, en el Océano Índico, no lejos de Arabia, donde se producían los exquisitos perfumes de Oriente], por más que produzca su canela y su costo y el incienso que sudan sus maderas y otras criaturas florales, en tanto que, además, produzca la mirra, habrá que decirlo: no merecía la pena que surgiera un árbol nuevo a tanta costa. El mismo Cupido [Eros] niega que fueran sus dardos, los que te perdieron, Mirra, y exculpa de este atentado a sus antorchas; fue una de las tres hermanas [Es decir, las Euménides griegas, las Furias Romanas, cuyos cabellos eran serpientes y siempre auguraban algo siniestro] la que sopló sobre ti con su hachón de la Estige [El mundo subterráneo, el Infierno, el reino de Hades] y con sus hinchadas víboras: es un crimen odiar a un padre, pero este amor es un crimen mayor que el odio. Te desean príncipes escogidos de todas partes, y a competir por tu tálamo viene la juventud de todo el Oriente; de entre ellos, elige tú, Mirra, un marido, siempre que ése uno no se encuentre entre todos ellos. Ella, desde luego, se da cuenta de todo y trata de luchar contra la torpe pasión y se dice: ”¿A dónde me lleva mi inclinación? ¿Qué voy a hacer? Dioses, os lo suplico, y también vosotros, Piedad y Sagrados Derechos de los padres, impedid esta monstruosidad y oponeos a mi crimen, si es que, por otra parte, se trata de un crimen. Verdaderamente no se dice que la Piedad condene esta clase de amor: los demás animales se unen sin ninguna discriminación, y no se tiene por vergonzoso para una vaca que soporte la carga de su padre sobre sus lomos, la hija de un caballo se convierte en su esposa, el macho cubre a las hembras que él mismo ha procreado, y la pájara concibe del mismo por cuyo semen ha sido concebida. ¡Felices seres los que tienen permitidas tales cosas! Los prejuicios humanos han promulgado leyes odiosas, y lo que la Naturaleza permite lo prohíben normas hostiles. Sin embargo, se habla de pueblos en los cuales la madre se casa con su hijo y la hija con su padre, para que aumente la piedad con un amor duplicado. ¡Ay desdichada de mí, porque no he tenido la suerte de nacer allí y me veo contrariada por el azar de mi ubicación! ¿Para qué doy vueltas en torno a todo esto? ¡Apartaos de mí, esperanzas prohibidas!"
(Traducción de Antonio Ruiz de Elvira, en Ovidio, Metamorfosis, Vol. II, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1994).

El texto latino que sigue puede consultarse, con algunas variaciones de grafía, y también del texto, en:
y

300
Dira canam; procul hinc natae, procul este parentes,
aut, mea si uestras mulcebunt carmina mentes,
desit in hac mihi parte fides, nec credite factum,
uel, si credetis, facti quoque credite poenam.
Si tamen admissum sinit hoc natura uideri,
305
[gentibus Ismariis et nostro gratulor orbi,]
gratulor huic terrae, quod abest regionibus illis,
quae tantum genuere nefas: sit diues amomo
cinnamaque costumque suum sudataque ligno
tura ferat floresque alios Panchaia tellus,
310
dum ferat et myhrram: tanti noua non fuit arbor.
Ipse negat nocuisse tibi sua tela Cupido,
Myrrha, facesque suas a crimine uindicat isto;
stipite te Stygio tumidisque adflauit echidnis
e tribus una soror: scelus est odisse parentem,
315
hic amor est odio maius scelus. Vndique lecti
te cupiunt proceres, totoque oriente iuuenta
ad thalami certamen adest: ex omnibus unum
elige, Myrrha, uirum, dum ne sit in omnibus unus.
Illa quidem sentit foedoque repugnat amori
320
et secum "quo mente feror? Quid molior?" inquit
"di, precor, et pietas sacrataque iura parentum,
hoc prohibete nefas scelerique resistite nostro,
si tamen hoc scelus est
. Sed enim damnare negatur
hanc Venerem pietas: coeunt animalia nullo
325
cetera dilectu, nec habetur turpe iuuencae
ferre patrem tergo, fit equo sua filia coniunx,
quasque creauit init pecudes caper, ipsaque, cuius
semine concepta est, ex illo concipit ales.
Felices, quibus ista licent! Humana malignas
330
cura dedit leges, et quod natura remittit,
inuida iura negant. Gentes tamen esse feruntur,
in quibus et nato genetrix et nata parenti
iungitur, et pietas geminato crescit amore.
Me miseram, quod non nasci mihi contigit illic,
335
fortunaque loci laedor! Quid in ista reuoluor?
Spes interdictae, discedite!
Observación sobre las imágenes:
Buena parte de las imágenes están tomadas de:
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Una vez que hayáis accedido a ella, pinchando aquí mismo, hacéis click en:
OVIDIUS NASO - EDITION:
Metamorphoses - 2.358 picturae + translationes
Virgil Solis, ed. 1581

Que aparece en la columna lateral de la izquierda. Os aparecerá entonces, entre otras, la edición ilustrada de LAS METAMORFOSIS de Ovidio, con el texto Latino, acompañado de 2358 ilustraciones, en Edición de 1581. Es muy fácil manejarla, y os puedo asegurar que es una delicia.

(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (III)
(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (III) (Segunda edición): MIRRA, atormentada, decide suicidarse, pero lo impide su nodriza

Llevo unos días contándoos EL NACIMIENTO DEL ÁRBOL DE LA MIRRA. Recapitulemos lo ya dicho en los dos capítulos anteriores.

Pigmalión, en Chipre, ha hecho una estatua de marfil blanco. Es su ideal de mujer. Afrodita, ante el amor que siente Pigmalión por la estatua, hace que ésta cobre vida: se convierte en mujer de carne y hueso. Hubo tálamo nupcial, hubo matrimonio. De esa unión nace una hija, de nombre Pafos. De esa hija nace un niño, de nombre Cíniras. Cíniras, a su vez, tiene una hija llamada Mirra. Mirra se enamora apasionadamente de su padre Cíniras, pero su amor no es un amor propio de una hija a un padre, es un amor como el que le puede tener una mujer a un hombre, un amor apasionado. Mirra está ahora atormentada por el sentimiento y la pasión que siente por su padre, porque es antinatural. Es una cosa horrible. Está hablando y meditando Mirra consigo misma.

Prosigue Ovidio (Metamorfosis, X, 336-395):
«Digno es él de ser amado, pero como un padre. De manera que, si yo no fuese la hija del gran Cíniras, podría acostarme con Cíniras, y, en cambio, porque es ya mío, no es mío, y la misma proximidad es mi ruina, y, si fuese una extraña, sería más poderosa. Quisiera irme lejos de aquí y abandonar el territorio de mi patria, con tal de que pudiera escapar de mi crimen; un malsano fuego me retiene enamorada, por contemplar ante mí a Cíniras, y tocarlo y hablarle, y darle besos, si nada más se me concede. Pero ¿puedes esperar algo más, joven impía, y no te das cuenta de cuántos son los vínculos y también los títulos que pretendes confundir? ¿Vas a ser a la vez la rival de tu madre y la concubina de tu padre? ¿Te vas a llamar la hermana de tu hijo y la madre de tu hermano? ¿Y no temes a las hermanas [Es decir, las Furias Romanas, las Euménides Griegas, que castigaban los crímenes de familia, y cuyos cabellos eran serpientes] cuya cabellera se compone de negras serpientes?». Así había dicho, pero Cíniras, a quien la honrosa abundancia de pretendientes hacía vacilar sobre qué deba hacer, le pregunta a ella misma, mencionando los nombres, a qué marido quiere pertenecer. Ella al principio calla, y, fija la mirada en el rostro de su padre, se abrasa, e inunda de tibio rocío sus ojos. Cíniras, creyendo que todo esto es propio de la timidez de una doncella, le dice que no llore, le enjuga las mejillas y une sus labios a los de ella; Mirra se regocija enormemente con esos besos, y, a la demanda de cómo quiere que sea su marido, dijo: “como tú”; pero él, que no entiende el sentido de sus palabras, las alaba y le dice: "Sigue siendo siempre tan piadosa". Pronunciado el nombre de piedad, la joven, con la conciencia de su crimen, bajó la cabeza.Era medianoche, y el sueño había relajado las preocupaciones y los cuerpos; mas la joven hija de Cíniras está insomne y es presa de indómito fuego, y vuelve a considerar sus vesánicos deseos, y tan pronto desespera como quiere hacer la tentativa, y se avergüenza y ansía y no encuentra solución, y, como un inmenso tronco herido por el hacha, cuando sólo falta el último golpe, no se sabe dónde va a caer, y por todas partes se teme que pueda hacerlo, así su alma, asaltada y quebrantada por muchos golpes, se tambalea insegura de un lado para otro, y recibe impulsos en direcciones contrarias, y no aparece otro freno ni reposo para su pasión que la muerte.

La muerte es lo que decide. Se levanta, resuelve apretarse la garganta con un lazo, y, después de atar a una viga del techo su cinturón, dice: "Adios, querido Cíniras, y comprende el motivo de mi muerte! Dijo y estaba sujetándose la correa al cuello, que ya se amorataba. El rumor
de sus palabras dicen que llegó a los fieles oídos de la nodriza que custodiaba el umbral de su pupila. Se alza la vieja, abre las puertas, y, al ver los instrumentos de la muerte ya inminente, en el mismo momento da un grito, se golpea, se rasga el regazo y arranca del cuello de la muchacha la correa y la hace trizas; sólo entonces encontró espacio para llorar; sólo entonces para darle abrazos y preguntarle el motivo del lazo. La joven permanece en silencioso mutismo, mira inmóvil el suelo, y se duele de que haya sido descubierto el intento de darse una muerte que no ha llegado a tiempo. Insiste la anciana, y, desnudando sus canas y sus pechos vacíos, le suplica, por su cuna y por su primera nutrición, que le confíe qué es lo que causa su desesperación. La joven se vuelve de espaldas a quien así le pregunta, y gime; la nodriza está decidida a averiguarlo todo y a garantizarle algo más que lealtad.



(Traducción de Antonio Ruiz de Elvira, en Ovidio, Metamorfosis, Vol. II, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1994).

El texto latino que sigue más abajo puede consultarse, con algunas variaciones de grafía, y también del texto, en:
y

Max Szoc (1937-1983)
IT MUST COME (TO MUSI PRZYJSC)
Torun ??? :::: 1976 :::: oil on canvas :::: 81 X 100 cm
Owner: J.S. - Israel

........................................ Dignus amari
ille, sed ut pater, est. Ergo, si filia magni
non essem Cinyrae, Cinyrae concumbere possem:
nunc quia tam meus est, non est meus, ipsaque damno
340
est mihi proximitas: aliena potentior essem.
Ire libet procul hinc patriaeque relinquere fines,
dum scelus effugiam; retinet malus ardor euntem,
ut praesens spectem Cinyran tangamque loquarque
osculaque admoueam, si nil conceditur ultra.
345
Vltra autem exspectare aliquid potes, inpia uirgo?
Nec, quot confundas et iura et nomina, sentis!
Tune eris et matris paelex et adultera patris?
Tune soror nati genetrixque uocabere fratris?
Nec metues atro crinitas angue sorores,
350
quas facibus saeuis oculos atque ora petentes
noxia corda uident? At tu, dum corpore non es
passa nefas, animo ne concipe neue potentis
concubitu uetito naturae pollue foedus!
Velle puta: res ipsa uetat; pius ille memorque est
355
moris – et o uellem similis furor esset in illo!"
Dixerat, at Cinyras, quem copia digna procorum,
quid faciat, dubitare facit, scitatur ab ipsa,
nominibus dictis, cuius uelit esse mariti;
illa silet primo patriisque in uultibus haerens
360
aestuat et tepido suffundit lumina rore.
uirginei Cinyras haec credens esse timoris,
flere uetat siccatque genas atque oscula iungit;
Myrrha datis nimium gaudet consultaque, qualem
optet habere uirum, "similem tibi" dixit; at ille
365
non intellectam uocem conlaudat et "esto
tam pia semper" ait. Pietatis nomine dicto
demisit uultus sceleris sibi conscia uirgo.
Noctis erat medium, curasque et corpora somnus
soluerat; at uirgo Cinyreia peruigil igni
370
carpitur indomito furiosaque uota retractat
et modo desperat, modo uult temptare, pudetque
et cupit, et, quid agat, non inuenit, utque securi
saucia trabs ingens, ubi plaga nouissima restat,
quo cadat, in dubio est omnique a parte timetur,
375
sic animus uario labefactus uulnere nutat
huc leuis atque illuc momentaque sumit utroque,
nec modus aut requies, nisi mors, reperitur amoris.
Mors placet. Erigitur laqueoque innectere fauces
destinat et zona summo de poste reuincta:
380
"Care, uale, Cinyra, causamque intellege mortis!"
Dixit et aptabat pallenti uincula collo.
Murmura uerborum fidas nutricis ad aures
peruenisse ferunt limen seruantis alumnae.
Surgit anus reseratque fores mortisque paratae
385
instrumenta uidens spatio conclamat eodem
seque ferit scinditque sinus ereptaque collo
uincula dilaniat; tum denique flere uacauit,
tum dare conplexus laqueique requirere causam.
Muta silet uirgo terramque inmota tuetur
390
et deprensa dolet tardae conamina mortis.
Instat anus canosque suos et inania nudans
ubera per cunas alimentaque prima precatur,
ut sibi committat, quicquid dolet. Illa rogantem
auersata gemit; certa est exquirere nutrix
395
nec solam spondere fidem.

Elena Clásica, que es el Blog de Elena Pascual, tuvo, en la primera edición de este texto. la generosidad de dejar un comentario que, por su exquisitez, su elegancia, su profundidad, su calidad literaria, merece estar en primera página. Lo dejo aquí, tal cual, para que le haga algo de compañía a nuestra atormentada Mirra. Muchas gracias, querida Elena.

Querido Antonio:

Eres un verdadero encanto, y sobre todo un hombre generoso.

Respecto a esta entrada: tal profusión de amantes, abrazos y de amores prohibidos que se descuelgan de los cuadros y que gritan desde las letras es un ejercicio de amor a Ovidio, a la literatura y un prodigio, como siempre de conocimiento.

¿Y qué será de la pobre Mirra? ¿Y qué será de Fedra? ¿Y de Pasifae? ¿Qué será de todas ellas, si de los dioses no reciben piedad?

Y empleo el futuro porque todas ellas viven en nosotros, como seres atemporales, llenos de sentimientos incontrolables, tan cálidas, tan sufrientes, tan horrorizadas, ¡tan amantes!

Que reciban mi compasión, y todo mi amor hacia un Ovidio que así ha sabido retratar el alma humana, y en especial el alma femenina.

Un cálido abrazo para el maestro que nos ofrece estos lluviosos e intensos fragmentos. Como siempre un beso para tu Baucis”

Observación sobre las imágenes:
Buena parte de las imágenes están tomadas de:
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Una vez que hayáis accedido a ella, pinchando aquí mismo, hacéis click en:

OVIDIUS NASO - EDITION:
Metamorphoses - 2.358 picturae + translationes
Virgil Solis, ed. 1581

Que aparece en la columna lateral de la izquierda. Os aparecerá entonces, entre otras, la edición ilustrada de LAS METAMORFOSIS de Ovidio, con el texto Latino, acompañado de 2358 ilustraciones, en Edición de 1581. Es muy fácil manejarla, y os puedo asegurar que es una delicia.

(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (IV)
(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (IV) (Segunda ed.): la vieja y canosa nodriza le prepara el escenario para acometer algo monstruoso y repugnante


Llevo unos días contándoos EL NACIMIENTO DEL ÁRBOL DE LA MIRRA. Recapitulemos lo ya dicho en los tres capítulos anteriores. Pigmalión, en Chipre, ha hecho una estatua de marfil blanco. Es su ideal de mujer. Afrodita, ante el amor que siente Pigmalión por la estatua, hace que ésta cobre vida: se convierte en mujer de carne y hueso. Hubo tálamo nupcial, hubo matrimonio. De esa unión nace una hija de nombre Pafos. De esa hija nace un niño, de nombre Cíniras. Cíniras, a su vez, tiene una hija llamada Mirra. Mirra se enamora apasionadamente de su padre Cíniras, pero su amor no es un amor propio de una hija a un padre, es un amor como el que le puede tener una mujer a un hombre, un amor apasionado. Mirra está ahora atormentada por el sentimiento y la pasión que siente por su padre, porque es antinatural. Es una cosa horrible. Está hablando y meditando Mirra consigo misma. Angustiada Mirra, decide suicidarse, atándose la garganta con un lazo. Al darse cuenta la nodriza de lo que Mirra iba a hacer, le desata el lazo y lo hace trizas, muy a pesar de Mirra todo ello. Sin entender nada de sus intenciones, se dirige a Mirra, hablándole. Prosigue Ovidio (Metamorfosis, X, 395-445): “Cuéntame”, le dice, “y deja que yo te preste mi ayuda; mi vejez no es inútil. Si se trata de locura, tengo a una mujer que puede curarla con su canto y sus hierbas (una hechicera); si alguien te ha hecho maleficio, se te purificará con ritos mágicos; si es cólera de los dioses, es cólera que puede aplacarse con sacrificios. ¿Qué otra cosa puedo imaginar? Por lo menos tu fortuna y tu casa están a salvo y en normalidad: viven tu madre y tu padre”. Mirra, al oír “padre”, profirió un suspiro que venía de lo más profundo del pecho; pero la nodriza todavía no sospecha iniquidad alguna, aunque sí presiente algún amor, y, firme en su propósito, le pide que le confíe lo que quiera que sea, y acoge en su regazo de anciana a la joven que no cesa de llorar, y, abrazándole así los miembros con su débiles brazos, le dice: “Ya me he dado cuenta: estás enamorada. También en eso (abandona el temor) te va a ser útil mi servicial adhesión, y nunca tu padre se enterará”. Dio un salto escapándosele del regazo enloquecida, y, oprimiendo el lecho con el rostro, dice: “Márchate, te lo suplico, y respeta mi desventurada vergüenza”. A los apremios de la nodriza contesta: “Márchate o deja de preguntar cuál es el motivo de mi pesar. Es un crimen lo que te esfuerzas en saber”. Se espanta la anciana, le tiende las manos que tiemblan de años y de miedo, y cae suplicante a los pies de su pupila, y unas veces le habla con mimo, otras la asusta y amenaza con delatar, si no la hace su cómplice, el lazo y la tentativa de suicidio, y le promete sus servicios a favor de su amor, si se lo confía. Hizo ella emerger su cabeza, y con un torrente de lágrimas inundó el pecho de la nodriza, y muchas veces intentó confesar, y muchas veces reprimió la voz, y se cubrió con la ropa el rostro lleno de rubor, y dijo: “¡Oh, madre feliz por su esposo!”. No dijo más y gimió. Un temblor le entró a la nodriza en los huesos (pues lo comprendió todo), y las blancas canas se le erizaron en toda la superficie de su cabeza, que se puso hórrida de tiesos cabellos, y añadió muchas exhortaciones a que se arrancase, si podía, el infernal amor; más la doncella, que sabe que las advertencias que le están haciendo no son desleales, está, sin embargo, resuelta a morir, si no llega a disfrutar de su amor. “Vive”, le dice la nodriza, “disfrutarás de tu…”, y, no atreviéndose a decir “padre”, enmudeció, y confirma su promesa haciendo mediar al cielo. Celebraban las señoras piadosas las fiestas anuales de Ceres, esas fiestas en las que, cubriéndose los cuerpos con ropas blanquísimas, ofrecen, como primicia de sus cosechas, guirnaldas formadas por espigas entrelazadas, y durante nueve noches consideran ilícito el amor y todo contacto con hombres. En aquella multitud se encuentra Cencreide (la esposa de Cíniras), la regia esposa, que participa en los ocultos ritos. Y así, mientras el lecho está vacío de la esposa legítima, la nodriza, perversamente servicial, consigue abordar a Cíniras, que estaba bien bebido, y, bajo un nombre falso, le comunica un amor verdadero, y ensalza la belleza de la enamorada. Preguntada por los años de la joven, contesta: “Es de la misma edad que Mirra”. Una vez que se le ordenó que la llevara, y, al volver a la residencia de Mirra, dijo a ésta: “Alégrate, pupila mía: hemos vencido”. La desdichada joven no experimenta una felicidad que ocupe todo su corazón, y su alma se entristece de presentimientos, pero se alegra aún así: tan grande es la contradicción que hay en sus sentimientos.


(Traducción, con algunos retoques, de Antonio Ruiz de Elvira, en Ovidio, Metamorfosis, Vol. II, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1994).
El texto latino que sigue más abajo puede consultarse, con algunas variaciones de grafía, y también del texto, en:


y


395
.....................................
"Dic" inquit "opemque
me sine ferre tibi: non est mea pigra senectus.
Seu furor est, habeo, quae carmine sanet et herbis;
siue aliquis nocuit, magico lustrabere ritu;
ira deum siue est, sacris placabilis ira.
400
Quid rear ulterius? certe fortuna domusque
sospes et in cursu est: uiuunt genetrixque paterque."
Myrrha patre audito suspiria duxit ab imo
pectore; nec nutrix etiamnum concipit ullum
mente nefas aliquemque tamen praesentit amorem;
405
propositique tenax, quodcumque est, orat, ut ipsi
indicet, et gremio lacrimantem tollit anili
atque ita conplectens infirmis membra lacertis
"sensimus," inquit "amas! et in hoc mea (pone timorem!)
sedulitas erit apta tibi, nec sentiet umquam
410
hoc pater." Exiluit gremio furibunda torumque
ore premens "discede, precor, miseroque pudori
parce!" ait; instanti "discede, aut desine" dixit
"quaerere, quid doleam! scelus est, quod scire laboras.
" Horret anus tremulasque manus annisque metuque
415
tendit et ante pedes supplex procumbit alumnae
et modo blanditur, modo, si non conscia fiat,
terret et indicium laquei coeptaeque minatur
mortis et officium commisso spondet amori.
Extulit illa caput lacrimisque inpleuit obortis
420
pectora nutricis conataque saepe fateri
saepe tenet uocem pudibundaque uestibus ora
texit et "o" dixit "felicem coniuge matrem!"
hactenus, et gemuit. gelidus nutricis in artus
ossaque (sensit enim) penetrat tremor, albaque toto
425
uertice canities rigidis stetit hirta capillis,
multaque, ut excuteret diros, si posset, amores,
addidit. at uirgo scit se non falsa moneri;
certa mori tamen est, si non potiatur amore.
"Viue," ait haec, "potiere tuo" – et, non ausa "parente"
430
dicere, conticuit promissaque numine firmat.
Festa piae Cereris celebrabant annua matres
illa, quibus niuea uelatae corpora ueste
primitias frugum dant spicea serta suarum
perque nouem noctes uenerem tactusque uiriles
435
in uetitis numerant: turba Cenchreis in illa
regis adest coniunx arcanaque sacra frequentat.
Ergo legitima uacuus dum coniuge lectus,
nacta grauem uino Cinyran male sedula nutrix,
nomine mentito ueros exponit amores
440
et faciem laudat; quaesitis uirginis annis
"par" ait "est Myrrhae." quam postquam adducere iussa est
utque domum rediit, "gaude, mea" dixit "alumna:
uicimus!" infelix non toto pectore sentit
laetitiam uirgo, praesagaque pectora maerent,
445
sed tamen et gaudet: tanta est discordia mentis.


LAS IMÁGENES NO CITADAS ESTÁN TOMADAS DE:
Ouidius Naso – Edition Virgil Solis, Ed. 1581

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Ya viene siendo habitual, de un tiempo acá, que mi gran amiga, Elena Pascual, Ἑλένη, que tiene un blog exuberante de inspiración, ELENA CLÁSICA, ponga, con sus comentarios, una especie de broche de oro a lo que yo escribo. Aquí tenéis, en primera página, que es lo procedente y correcto, el comentario que me ha hecho: pura poesía e inspiración de altos vuelos.

"Deambulo como posesa por este blog, llevada de imágenes, cuerdas infalibles, preludios de Bach, senos enajenados, diosecillos embaucadores, efigies transidas de aparente severidad, pero melancólica mirada ante tus retoques.

Y es que la vida se vislumbra: hojas primaverales, esferas de emoción, contenidas lágrimas, ¿qué hará Mirra, por qué su pecho está desolado de negros presentimientos? ¿Por qué ese terrible cielo planea sobre su juventud y hermosura? ¿Por qué el tálamo nupcial no ha de tener otra respuesta que la terrible...? ¿Dónde habita Venus, qué flechas forjadas en dolor dispara Cupido?¿Qué opinaría aquel ancestral Pigmalión cuya pasión transmutó a la estatua y conmovió a la hermosa diosa?

Contradicción y pasiones en nuestro mundo de mortales, y, sin embargo, vemos a los dioses mirarnos desde este espacio, tal es la fuerza artística de tu expresión, querido Antonio.

No sé cómo agradecer tu dedicación y tu erudición, en las que encuentro acogida. Es un honor tener una cabida en este espacio ardiente y rojo, donde las estatuas aman y lloran y donde los personajes arquetípicos que han hecho nacer la literatura nos abruman con sus pasiones, como amigos que nos hacen conmover. Con toda la pasión literaria y artística que nos une, recibe un caluroso abrazo,
un admirativo saludo a Sibyla y mi beso para Baucis.

Ἑλένη (Galaxias de agradecimiento, cada día soy un poquito más clásica, gracias a ti)".

Observación sobre las imágenes: Buena parte de las imágenes están tomadas de:


Una vez que hayáis accedido a ella, pinchando aquí mismo, hacéis click en:
OVIDIUS NASO - EDITION: Metamorphoses - 2.358 picturae + translationes
Virgil Solis, ed. 1581


Que aparece en la columna lateral de la izquierda. Os aparecerá entonces, entre otras, la edición ilustrada de LAS METAMORFOSIS de Ovidio, con el texto Latino, acompañado de 2358 ilustraciones, en Edición de 1581. Es muy fácil manejarla, y os puedo asegurar que es una delicia.
 
(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (y V)
(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (y V) (Segunda edición): Se consuma la locura de Mirra y nace el árbol





Llevo unos días contándoos EL NACIMIENTO DEL ÁRBOL DE LA MIRRA.
Recapitulemos lo ya dicho en los cuatro capítulos anteriores.

Pigmalión, en Chipre, ha hecho una estatua de marfil blanco. Es su ideal de mujer. Afrodita, ante el amor que siente Pigmalión por la estatua, hace que ésta cobre vida: se convierte en mujer de carne y hueso. Hubo tálamo nupcial, hubo matrimonio. De esa unión nace una hija, de nombre Pafos. De esa hija nace un niño, de nombre Cíniras. Cíniras, a su vez, tiene una hija llamada Mirra. Mirra se enamora apasionadamente de su padre Cíniras, pero su amor no es un amor propio de una hija a un padre, es un amor como el que le puede tener una mujer a un hombre, un amor apasionado. Mirra está ahora atormentada por el sentimiento y la pasión que siente por su padre, porque es antinatural. Es una cosa horrible. Está hablando y meditando Mirra consigo misma. Angustiada, Mirra, decide suicidarse, atándose la garganta con un lazo. Al darse cuenta la nodriza de lo que Mirra iba a hacer, le desata el lazo y lo hace trizas, muy a pesar de Mirra todo ello. Sin entender nada de sus intenciones, se dirige a Mirra, hablándole.
La hábil nodriza descubre las inquietudes y deseos de Mirra y, aprovechando unos días de abstinencia obligada por parte de su padre, por celebrarse las fiestas de Ceres, lleva a cabo todos los preparativos, engaños incluidos, para que lo espantoso de que hablaba Ovidio al principio se consume.
Prosigue Ovidio (Metamorfosis, X, 446-518)

Era el momento en que todo está en silencio, y entre los Triones (la Osa Mayor) había el Boyero (otra constelación junto a la Osa Mayor) hecho girar la carrera invirtiendo la lanza. Ella se encamina a realizar su atentado; la áurea Luna huye del cielo, negras nubes ocultan las estrellas que se esconden; la noche está privada de su propio fuego; tú, Ícaro, eres el primero en ocultar el rostro, y también Erígone, consagrada por su piadoso amor a su padre. Por tres veces tropezaron sus pies dándole así una señal de que debía renunciar, por tres veces un búho siniestro emitió su augurio con su canto de muerte: ella seguía andando, sin embargo, y las tinieblas y la negra noche disminuyen su vergüenza; con la mano izquierda coge la de la nodriza; la otra tantea el invisible camino. Ya toca el umbral del tálamo, ya abre las puertas, ya se desliza dentro; pero las corvas se le doblaban haciéndole temblar las rodillas, y se le escapa el color y la sangre, y, conforme avanza, la abandona el valor. Y, en cuanto más cerca se encuentra de su crimen, más se espanta y se arrepiente de su audacia, y quisiera poder retirarse sin ser reconocida. Mientras duda, la mano anciana tira de ella hacia dentro, y, una vez llegada al lecho, en el momento de entregarla, dijo: “Tómala, Cíniras, tuya es”, y unió los cuerpos malditos.

Recibe el padre sus propias entrañas en lecho impuro, y atenúa el miedo de la virgen, y la anima mientras ella está despavorida. Quizá, en nombre de su edad, también la llamó “hija”, y ella lo llamó “padre”, para que el crimen no careciese ni aún de nombres. Llena de su padre, salió del tálamo, y lleva en el vientre execrable impíos gérmenes, y es vehículo de una concepción criminal



La noche siguiente repite la fechoría, y no habría límite en ella, mas, al fin, Cíniras, ansioso de conocer quién es su amante, después de tanto estar juntos, hizo traer luz y vio el crimen, así como a su hija, y, sin que el dolor le dejara proferir palabra, saca su espada refulgente de la vaina que tenía colgada; Mirra huye, y las tinieblas y la protección de la ciega noche la libran de la muerte, y, después de vagar por los anchos campos, abandonó la Arabia fecunda en palmeras y los labrantíos de Panquea, y anduvo errante durante nueve cuernos de la luna en retorno (es decir, nueve meses) y, al cabo, se detuvo agotada en la tierra de los Sabeos (en Arabia), y ya apenas podía con la carga de su vientre.

Entonces, sin saber qué pedir a los dioses, y, entre el temor a la muerte y el odio a la vida, hilvanó las siguientes plegarias: “Oh divinidades, si existís alguna que deis acogida a los que confiesan, he merecido un espantoso suplicio y no lo rehúso, pero, para que yo no ofenda a los vivos con mi supervivencia, ni a los difuntos con mi muerte, arrojadme de ambos reinos, y, haciéndome cambiar de forma, negadme tanto la vida como la muerte”. Hay una divinidad que da acogida a los que confiesan: en todo caso su última petición tuvo dioses que la atendieran. Pues, mientras ella hablaba, la tierra vino a cubrirle las piernas, se le rompen las uñas, y por ellas se extiende una raíz atravesada, fundamento de su largo tronco, los huesos cobran dureza, y, mientras su médula sigue ocupando la región central, la sangre se convierte en savia, los brazos en grandes ramas, los dedos en pequeñas, y la piel se le endurece en calidad de corteza. Y ya el árbol que la va invadiendo le había apretado el grávido vientre y sepultado el pecho, y estaba a punto de taparle el cuello: no soportó ella la espera, y, saliendo al encuentro de la madera que se le acercaba, se hundió en ella, y sumergió en la corteza el rostro. Y, aunque ella perdió, a la vez que el cuerpo, sus antiguos sentidos, llora, sin embargo, y del árbol manan tibias gotas. También sus lágrimas tienen calidad, y la mirra que destila el tronco conserva el nombre de su dueña y ninguna época dejará de celebrarla. Mas la criatura concebida en el pecado había crecido debajo del tronco y buscaba camino por donde, abandonando a su madre, pudiera situarse en el exterior: en mitad del árbol se comba hacia fuera el grávido vientre. La carga produce a la madre una tensión; pero sus dolores carecen de palabras para expresarse, y no puede invocar a Lucina (diosa de los alumbramientos) la voz de la parturienta. Sin embargo, su apariencia es la de una mujer que está en trance de dar a luz, y el árbol se inclina y profiere frecuentes quejidos, y se humedece con las lágrimas que le caen. Junto a las ramas doloridas se detuvo Lucina propicia, le puso las manos encima y pronunció palabras que producen el parto: el árbol se resquebraja, y, una vez hendida la corteza, hace salir su carga viva, y un niño da un vagido; las Náyades lo colocaron sobre la blanda hierba y lo ungieron con las lágrimas de su madre. Hasta la Envidia habría alabado su belleza; pues, como se pintan en un cuadro los cuerpos de los desnudos Amores, así era, pero, para que el atavío no establezca diferencias, añádele al uno o quítale al otro la ligera aljaba. (Traducción, con algunos retoques de puntuación, de Antonio Ruiz de Elvira, en Ovidio, Metamorfosis, Vol. II, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1994).

Y ya tenemos a Adonis, que acababa de nacer, pero esto es ya otra historia.
Texto Latino:
Tempus erat, quo cuncta silent, interque Triones
flexerat obliquo plaustrum temone Bootes:
ad facinus uenit illa suum; fugit aurea caelo
Luna, tegunt nigrae latitantia sidera nubes;
450
nox caret igne suo; primus tegis, Icare, uultus,
Erigoneque pio sacrata parentis amore.
Ter pedis offensi signo est reuocata, ter omen
funereus bubo letali carmine fecit:
it tamen, et tenebrae minuunt noxque atra pudorem;
455
nutricisque manum laeua tenet, altera motu
caecum iter explorat. Thalami iam limina tangit,
iamque fores aperit, iam ducitur intus: at illi
poplite succiduo genua intremuere, fugitque
et color et sanguis, animusque relinquit euntem.
460
Quoque suo propior sceleri est, magis horret, et ausi
paenitet, et uellet non cognita posse reuerti.
Cunctantem longaeua manu deducit et alto
admotam lecto cum traderet "accipe," dixit,
"ista tua est, Cinyra" deuotaque corpora iunxit.
465
Accipit obsceno genitor sua uiscera lecto
uirgineosque metus leuat hortaturque timentem.
Forsitan aetatis quoque nomine "filia" dixit,
dixit et illa "pater," sceleri ne nomina desint.
Plena patris thalamis excedit et inpia diro
470
semina fert utero conceptaque crimina portat.
Postera nox facinus geminat, nec finis in illa est,
cum tandem Cinyras, auidus cognoscere amantem
post tot concubitus, inlato lumine uidit
et scelus et natam uerbisque dolore retentis
475
pendenti nitidum uagina deripit ensem.
Myrrha fugit: tenebrisque et caecae munere noctis
intercepta neci est latosque uagata per agros
palmiferos Arabas Panchaeaque rura relinquit
perque nouem errauit redeuntis cornua Lunae,
480
cum tandem terra requieuit fessa Sabaea;
uixque uteri portabat onus. Tum nescia uoti
atque inter mortisque metus et taedia uitae
est tales conplexa preces: "o siqua patetis
numina confessis, merui nec triste recuso
485
supplicium, sed ne uiolem uiuosque superstes
mortuaque exstinctos, ambobus pellite regnis
mutataeque mihi uitamque necemque negate!"
Numen confessis aliquod patet: ultima certe
uota suos habuere deos. nam crura loquentis
490
terra superuenit, ruptosque obliqua per ungues
porrigitur radix, longi firmamina trunci,
ossaque robur agunt, mediaque manente medulla
sanguis it in sucos, in magnos bracchia ramos,
in paruos digiti, duratur cortice pellis.
495
Iamque grauem crescens uterum perstrinxerat arbor
pectoraque obruerat collumque operire parabat:
non tulit illa moram uenientique obuia ligno
subsedit mersitque suos in cortice uultus.
Quae quamquam amisit ueteres cum corpore sensus,
500
flet tamen, et tepidae manant ex arbore guttae.
Est honor et lacrimis, stillataque cortice murra
nomen erile tenet nulloque tacebitur aeuo.
At male conceptus sub robore creuerat infans
quaerebatque uiam, qua se genetrice relicta
505
exsereret; media grauidus tumet arbore uenter.
Tendit onus matrem; neque habent sua uerba dolores,
nec Lucina potest parientis uoce uocari.
Nitenti tamen est similis curuataque crebros
dat gemitus arbor lacrimisque cadentibus umet.
510
Constitit ad ramos mitis Lucina dolentes
admouitque manus et uerba puerpera dixit:
arbor agit rimas et fissa cortice uiuum
reddit onus, uagitque puer; quem mollibus herbis
Naides inpositum lacrimis unxere parentis.
515
Laudaret faciem Liuor quoque; qualia namque
corpora nudorum tabula pinguntur Amorum,
Talis erat, sed, ne faciat discrimina cultus,
aut huic adde leues, aut illis deme pharetras.


El texto latino correspondiente puede consultarse, con algunas variaciones de grafía, y también del texto, en:

The Latin Library
y




Mi amiga Elena Clásica, Elena Pascual, Ἑλένη,
viene haciendo, a lo que yo escribo, unos comentarios que, por su profundidad, su inspiración, su contundencia y sus insinuaciones, son como un broche de oro a todo lo escrito. No puedo abstenerme, contando con su aprobación, de traspasar, a primera página, su exquisito comentario, que ennoblece y da significado completo a todo lo escrito. Aquí tenéis el último que ha escrito:



Mi querido Antonio:

No había redención para Mirra; aunque los negros augurios y las sombras la advirtieran, tenía que caer en su incestuosa pasión.

Después de tu mágica aportación, divinos retoques, aladas palabras, danzantes pinturas: los árboles se suman al llanto de Mirra, los bosques aúllan desde lo más profundo de todas las raíces, los cielos extienden su manto negro. Un poco de compasión de los dioses:

Propicia Lucina, atiende a sus dolores y la asiste (gigante la pintura del árbol alumbrando).

¿Qué terroríficos hilos tejieron la vida de Mirra y esbozaron su locura? ¿Qué ardoroso y temible dios enciende tan alborotada llama en el corazón de esta joven? ¿Qué hado funesto le impidió poner fin a sus propios días, su sufrimiento...?

He aquí la poesía: qué grande es este blog, qué grande eres, Antonio, qué entrelazados troncos de sapiencia alumbran, cual Lucina espléndida, las palabras de Ovidio a la lumbre absoluta.

Al fin, nació Adonis, el hermoso, qué jabalí furioso se vislumbra en el camino...

Qué vida tan intensa en este hogar, en el encuentro de un encantador sofá frente a la chimenea de tu magia. Antonio, mago, sólo puedo decirte cuán maravilloso eres.

Me han encantado los comentarios previos y suscribo la reflexión de Dilman.

No puedo agradecerte lo suficiente la majestuosidad poética que me ofreces en mi blog y con la que tan íntimamente te fusionas.

Simplemente : gracias.Ἑλένη



Muchas gracias, amiga del alma, y un beso,

Antonio



IMÁGENES TOMADAS DE:
Ouidius Naso – Edition
Virgil Solis, Ed. 1581

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Observación sobre las imágenes:

Buena parte de las imágenes están tomadas de:

http://www.latein-pagina.de/

Una vez que hayáis accedido a ella, pinchando aquí mismo, hacéis click en:

OVIDIUS NASO - EDITION:
Metamorphoses - 2.358 picturae + translationes
Virgil Solis, ed. 1581


Que aparece en la columna lateral de la izquierda. Os aparecerá entonces, entre otras, la edición ilustrada de LAS METAMORFOSIS de Ovidio, con el texto Latino, acompañado de 2358 ilustraciones, en Edición de 1581. Es muy fácil manejarla, y os puedo asegurar que es una delicia.




(El nacimiento del árbol de la) MIRRA (Segunda edición):
Una Metamorfosis terrible y sensible, monstruosa y humana. Todo al mismo tiempo.
Ovidio, Metamorfosis, X, 220-518
I: Prolegómenos
II: MIRRA está atormentada
III: MIRRA, atormentada, decide suicidarse, pero lo impide su nodriza
IV: La vieja y canosa nodriza le prepara el escenario para acometer algo monstruoso y repugnante
V: Se consuma la locura de MIRRA y nace el árbol

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